Reflexión para el Quinto Domingo de Cuaresma

En este quinto domingo de Cuaresma de 2023 compartimos una reflexión preparada por la Provincia Adoratriz de Calcuta:

Humanidad y Divinidad de Jesús

Las lecturas del 5º Domingo de Cuaresma nos recuerdan la coexistencia de la Humanidad y la Divinidad de Jesús. Un cuadro vivo de estas dos realidades en la vida de Jesús se ve en la liturgia de hoy.

La Humanidad de Jesús nos habla de:

  • La relación de Jesús con la familia de Marta y María.
  • La amistad y la presencia física de Jesús con la familia.
  • Un profundo sentimiento de comprensión y amor hacia ellos.
  • Su libertad para expresar lo que sentía con ellos.
  • Un cuidado íntimo y personal de sus miembros.
  • Una experiencia de calor fraternal y de unión familiar.
  • A Jesús le encantaba pasar tiempo con ellos.
  • Disfrutaba de su compañía y comía con ellos.
  • Su corazón estaba profundamente conmovido por la pérdida de un querido amigo.
  • Jesús lloró con ellos.

La Divinidad de Jesús es vista como:

  • Siendo consciente de su divinidad estaba seguro de ser el hijo amado del Padre.
  • Dijo: “Yo soy la Resurrección y la Vida”.
  • Sabía que había venido del Padre y que el Padre siempre le escuchaba.
  • Él sabía que era Divino, no de la carne sino del Espíritu.
  • Jesús fue movido espiritualmente.
  • El tenía la autoridad. Por lo tanto, Él dijo al hombre muerto, “Lázaro, sal de ahí”.
  • Jesús tiene el Poder sobre la Vida y la Muerte: Lázaro, que estaba muerto, volvió a la vida.

“Señor, si hubieras estado aquí…”.

María, Marta y Lázaro, tres hermanos adultos de Betania, son amigos y seguidores de Jesús. Lázaro ha caído gravemente enfermo, y sus hermanas María y Marta mandan llamar a Jesús, que se encuentra “al otro lado del Jordán” (10:40; 11:1-3). La respuesta de Jesús a su situación parece sorprendentemente fría. “Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro.  Sin embargo, cuando oyó que este se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba” (11:5-6). Jesús expresa su confianza en que la enfermedad de Lázaro no conducirá a la muerte, sino a la gloria de Dios (11,4), y sin embargo, cuando Jesús llega por fin a Betania, Lázaro ya está muerto y enterrado.

Jesús había tardado tanto en llegar. Parecía que llegaba demasiado tarde. Pero con Jesús, descubrimos que nunca es demasiado tarde. Incluso cuando estamos convencidos de que todo está perdido, incluso cuando estamos dispuestos a someternos al poder de la muerte, Jesús nos demuestra que no hay pérdida, ni tragedia, ni poder en el Cielo o en la tierra o bajo la tierra, que pueda ponernos fuera del alcance de su Amor infinito y de su Vida abundante.

En la primera lectura vemos que la seguridad de Dios para su pueblo, “Yo te levantaré de tus tumbas pueblo mío”. Para tener una Vida Espiritual necesitamos una Muerte Divina de nosotros mismos, de nuestra mezquindad, ira, falta de perdón, falta de preocupación y empatía, etc. Como cristianos, los elegidos estamos llamados a creer más allá de la vida de carne a una vida Espiritual con la Resurrección. Como dice San Pablo, “Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes”.  La muerte da paso a la vida y termina en gloria. Así será nuestra vida si mantenemos la mirada fija en Aquel que es la Resurrección y la Vida.

Oración:

Señor, en la guerra de nuestras vidas ven con tu Espíritu a tomar el Control sobre nosotros, ven con tu Luz a iluminarnos y conducirnos de la vida mortal a una Vida Divina contigo. Ayúdanos en esta Cuaresma a encontrar lo Humano en nosotros con lo Divino en Ti. Concédenos la gracia de poseer la Humanidad y la Divinidad de Cristo en nuestras actividades cotidianas. Amén.