En este cuarto Domingo de Cuaresma de 2023 compartimos esta reflexión preparada por la provincia Adoratriz de España-África:
La luz está en cada persona está en ti, está en mí, está en nosotras. Nuestra misión, reconocerle como la luz del mundo y adorar.
Este texto del Evangelio de Juan que encontramos en el 4º domingo de Cuaresma nos acerca ya a la luz de la Pascua. Nos invita, a través de gestos y signos a meternos en la piel del ciego y con él, hacer un recorrido interior:
- desde nuestras pequeñas o grandes zonas oscuras hasta la luz,
- desde nuestras esclavitudes hacia la libertad,
- desde nuestros fracasos, reiniciar caminos de esperanza,
- desde nuestras realidades concretas, las de cada día, reconocer su Presencia viva, agradecer y Adorar.
¡Que desafío nos ofrece la liturgia de Cuaresma! Nos ayuda e impulsa en el dinamismo de dejar ir todo lo que es oscuridad en nuestra vida y dejar entrar destellos de esa luz que ilumina, da calor y nos guía para juntas caminar con esperanza, cuidar la vida y como el ciego, después del encuentro con Jesús, ser testigos alegres en la Misión.
La Palabra nos interpela. Cerremos los ojos de la cara y abramos los de nuestro interior y con la confianza del ciego, susurremos: “¡Maestro, que pueda ver!”.
El ciego está tan necesitado que deja que le toque sus ojos. No sabe quién es, pero confía en su fuerza curadora. El encuentro con Jesús cambia su vida.
Jesús pasa cada instante por nuestra vida, es más, caminamos con El…y “en Él somos nos movemos y existimos”.
Sin embargo, hay momentos que en nuestro transitar por la vida nos “acomodamos” y dejamos las cosas como están; preferimos estar ciegas para no dejarnos afectar mucho por las situaciones cambiantes de la vida, esperamos sentadas en el camino, mendigando tal vez… Y de frente la Palabra viva del Evangelio, hoy de nuevo nos sentimos invitadas a salir de nuestra acostumbrada ceguera con las pilas bien cargadas, dispuestas a acoger su luz para seguir caminando y acompañando, a cuantos ciegos encontremos, a la vera de nuestro camino. Hoy, mañana, siempre con el deseo de vivir un proceso transformador que pasa por:
- ADORAR con esa luz que Jesús regala al ciego, mirar el mundo y a las personas desde otra perspectiva
- CAMINAR en comunión y desde dentro, volver a mirarnos a los ojos, y encontrarnos con su Presencia encarnada en cada persona, en cada situación, de una manera especial en los ciegos del camino.
- ACOMPAÑAR, como el ciego del Evangelio, confiar y creer en las personas, ser posibilitadoras, testigos y sobre todo, no obstaculizar la acción de Dios.
Jesús es la luz del mundo porque vio la Luz dentro de él
No me va a iluminar desde fuera
sino ayudándome a descubrir mi propia Luz
La luz-vida ya está en el fondo de mi ser
Si miro hacia fuera, nunca la descubriré
Vivir mi verdadero ser me hará libre